primer encuentro, alguien como yo....?¿

Me había escapado un rato de aquel lugar en el que había estado durante...No sabía cuánto, había perdido toda noción del tiempo.
Durante estos confusos días otros como yo me habían explicado que era un shek. Y yo con estos pelos.
Yo (y no sólo yo, sino todos aquellos que me conocieron) sabían que era distinta a las demás personas, pero seguro que no se esperaban que fuera una enorme serpiente con alas. Y pensar que hasta hacía poco yo había sido un ser tan ignorante como ellos...
Pero los humanos, esas criaturas que siempre andaban alardeando sobre ellos mismos y sus capacidades, deberían dejar su egocentrismo e intentar aprender más sobre los peligros que se cernían sobre ellos. Bueno, tal vez si no supieran nada sería mejor. Ver sus rostros asustados ante lo desconocido justo antes de morir era algo que me gustaría disfrutar. Y aquello no se limitaba a los humanos. Otras especies también deberían tener cuidado conmigo.
Tanto hablar de muerte me dio hambre. Por ello decidí salir de aquel lugar en el que había estado recluída, y dirigirme a cazar algo en la forma que acababa de descubrir. Así que con las únicas pertenencias que tenía a mano en aquellos momentos, los cascos y mi iPod, me dirigí hacia el exterior para explorar aquel nuevo mundo en el que estaba, y ya de paso, comer algo. Hacía bastante que no me metía nada a la boca.
Tras transformarme y emprender el vuelo, llegué a una zona entre montañas que me resultó bastante atractiva.
Volé a unos pocos metros del suelo y estudié el terreno buscando algo comestible, sacando la lengua para captar cualquier partícula olorosa. Percibí algo que no olía mal, y decidí aterrizar.
Cuando tomé tierra, decidí buscar aquello que me dio hambre por medio del olfato y la vista, ya que no tenía los poderes mentales muy desarrollados. Aquel que comentara algo sobre aquello recibiría un mordisco. Sólo llevaba transformándome en shek desde hacía nada.
Un movimiento rápido y repentino hizo que girara la cabeza hacia unos arbustos. Volví a sacar la lengua. Efectivamente, allí había algo de sangre caliente. Deliciosa sangre caliente.
Abrí la boca y me preparé para zamparme a aquello que intentaba esconderse tras la maleza.